• Volver al modelo de Jesús que era simple, bíblico y efectivo.
• Reenfocarnos en los mandatos de Cristo.
• Comenzar a practicar cada semana lo que Jesús nos mandó HACER.
• Desarrollar un plan que este fundamentado en los mismos procesos que Jesús nos dejó como ejemplo con su vida.
• Desarrollar enseñanzas que hagan volver a nuestros miembros a los valores básicos de Amar a Dios y amar a las personas.
• Capacitar a nuestros miembros para ganar personas para Cristo de forma personal cada semana.
• Capacitar a nuestros miembros para que sepan hacer nuevos discípulos de forma personal.
• Capacitar líderes de grupos pequeños que puedan pastorear a los miembros cara a cara.
• Enfocar a toda la iglesia en las personas y no en el edificio ni los programas de la iglesia.
• Desafiar a la iglesia a orar, dar e ir hasta terminar la tarea de predicar el evangelio en cada pueblo y etnia. (Mateo 24.14).